La formación actoral tiene como principal objetivo hacernos grandes actores, pero como nuestra herramienta somos nosotros mismos, nuestro cuerpo, nuestras emociones y nuestra voz; también saldremos fortalecidos en otros aspectos que nunca vienen mal.
– Timidez: no es casualidad que muchos actores fueron muy tímidos, y quizás ese exceso de timidez les hizo desear salir de ella a través de actuación. Tímidos que delante de una cámara, micrófono o sobre un escenario se crecen y son capaces de sacar todo lo que en su día a día no podían. Hablar en público, relacionarse, hablar de uno mismo, etc. dejan de ser tabús, y se termina convirtiendo en un reto.
– Percepción de uno mismo: a veces hay un abismo entre lo que creemos que somos y lo que los demás perciben de nosotros. Esta diferencia puede llevarnos a la confusión. Quizás hacemos algo con una intención, pero los demás lo malinterpretan y al final nuestro objetivo se ve truncado. Saber lo que trasmitimos es vital para poder conseguir los objetivos en nuestra vida. El actor tiene como asignatura constante saber lo que los demás, ya sea el espectador o el objetivo de una cámara, recibe de él ó ella.
– Expresarnos sin miedo, defender nuestra forma de pensar, de vivir… es también un objetivo colateral a ser actor/actriz. Cada vez que nos metemos en la piel de un personaje tenemos que entenderle, quererle y defenderle… Para llegar a ello primero tenemos que hacer lo propio con nosotros mismos.
– Mejorar nuestra expresión oral, enriquecer nuestro lenguaje y mejorar nuestra expresión corporal adquiriendo confianza con nuestro cuerpo y dejándolo fluir.
– Escuchar sin recelo lo que otros piensan de nosotros. Si no nos gusta, ser capaces de cambiar y si no estamos de acuerdo defender nuestro punto de vista. Las actrices y actores, continuamente estamos expuestos a críticas. Salimos fortalecidos y somos capaces de escucharlas y decidir cuáles deseamos que nos fortalezcan y si no estamos de acuerdo con ellas ser capaces de ignorarlas sin que nos hieran.
– Desarrollar la inteligencia emocional: hacer que nuestras emociones vayan a nuestro favor y no en nuestra contra. Conocerlas, relativizarlas y sacarles provecho positivo.
– Tener siempre un objetivo que nos ilusione, nos permita crecer, adquirir conocimientos… Cada nueva obra de teatro, película o proyecto audiovisual nos otorgará todo esto.